Ayer, 19 de octubre, participamos en un taller sobre el reciclaje.
Clasificamos los residuos en cuatro contenedores, aunque ya sabemos que hay más, pero estos son los más habituales en casa:
El contenedor verde es el del vidrio. Nos dijeron que no hay que confundir el vidrio con el cristal o la porcelana. Si se nos rompe un vaso de cristal o un plato de porcelana, no hay que echarlos en el contenedor de vidrio, ya que no se pueden reciclar. El contenedor azul es para el papel o cartón, pero en él no hay que echar los papeles que estén muy sucios o con grasa; por ejemplo, los pañuelos de papel para sonarnos la nariz no se echan aquí.
El contenedor amarillo es para los envases, que pueden ser de plástico o de metal, como por ejemplo: las latas, los bricks, las bandejas de corcho blanco, las tapas o tapones.
El contenedor marrón o gris es para el resto de residuos que no se pueden reciclar.
También hay otros contenedores de otros colores, como en el que se recoge la ropa usada, o las pilas. Otro residuo son las medicinas que ya no se usan o que están caducadas, hay que llevarlas a la farmacia, no tirarlas a la basura porque contaminan mucho.
Ricardo fue el monitor que nos explicó todo muy bien.
Ahora nos toca a nosotros hacer nuestro trabajo, y reciclar en casa todo lo posible, para que no haya tantas basuras que están contaminando nuestro planeta.
No olvidemos las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. ¡Juntos, podemos mejorar el planeta!