Nos unimos a la iniciativa Castilla y León canta por Siria

Cada año, el 30 de enero, con motivo de la celebración del Día Escolar de la no violencia y la Paz, los centros educativos realizamos actividades especiales (historias, poemas, reflexiones, canciones, alguna manualidad, etc.) y solemos juntarnos en el patio todos los alumnos y profesores del colegio a celebrar el día.

 Siempre decimos que la Paz no es cosa de un día sino de todos los días del año y que cada uno de nosotros puede  y debe contribuir a la Paz de algún modo. 
Estos días hablaremos de lo que significa la paz para nosotros y en distintos ámbitos: en nuestro corazón, en nuestra casa, en el colegio, en nuestra ciudad, en el mundo...

En lo que todos coincidimos es en que nos gusta, que la necesitamos, que la queremos...

Cuando hablamos de paz como concepto contrario a guerra conocemos de la existencia de  países en guerra;  pueden parecer lejanos  e incluso puede parecer que no está en nuestras manos acabar con esas malditas guerras. 

Pues bien,  los profesores de Música de nuestra comunidad autónoma han tenido una iniciativa: cantar una versión de una canción conocida del grupo colombiano Morat con la letra compuesta por una alumna de 6º de Primaria del CEIP Kántica Arroyo de Arroyo de la Encomienda, Valladolid. Parece que esta iniciativa ha cuajado y se han unido muchos colegios, como nosotros. Pero el objetivo no es sólo cantar, sino conocer la situación siria y, desde aquí, arroparles con nuestra música. 
Una vez más, la música une a miles de personas en una misma iniciativa. 

 Sobre otras formas de aportar paz   seguiremos hablando y trabajándolo cada día del resto del curso y os lo iremos contando. 

Concurso de puertas del Ratoncito Pérez

La puerta minúscula 

Como ya os contamos en otra entrada anterior del blog en diciembre tuvimos una actividad de animación a la lectura en 1º de Primaria.

Inés Padilla, la autora del libro "La puerta minúscula", vino al colegio a leérselo a los alumnos de primero, como ya os contamos en la crónica del día 17 de diciembre de este blog. 
Esta historia narra la verdadera historia del Ratoncito Pérez. En ella descubrimos por qué el Ratoncito Pérez empezó a recoger dientes de leche y a cambiarlos por regalos. 
Escuchar a la autora contarnos la historia fue maravilloso, ver las ilustraciones tan bonitas del cuento proyectadas en grande en la biblioteca nos encantó y jugar con la maqueta de la casa auténtica del Ratoncito Pérez es un recuerdo inolvidable de esta actividad. 
Finalmente, nos dieron una imagen de la puerta mágica que el Ratoncito Pérez usa para entrar en las casas de los niños a los que va a cambiar su diente por un regalo.
 Cada uno decoró la suya como quiso y luego elegimos la que más nos gustó y que coloreó Emma de 1ºB. La verdad es que ha sido muy difícil elegir porque todas son preciosas.

Inés nos ha dicho que habrá una sorpresa cuando venga a repetir la actividad con 2º en febrero.

Cartas a nuestro amigo invisible-1º Primaria

En Navidad hay dos cosas muy típicas que son: jugar al amigo invisible y escribirse una tarjeta para felicitarse la Navidad. 

Marta, la alumna de prácticas de Magisterio, nos propuso a los alumnos de 1º hacer una actividad muy especial en la que compagináramos las dos anteriores. 

Nos pareció una idea estupenda y esto es lo que hicimos. 

Jugamos al amigo invisible enviándonos unas tarjetas en las que nos felicitábamos la Navidad. Nosotros ya habíamos aprendido a redactar una tarjeta en español y en inglés, así que solo teníamos que poner en práctica lo ya aprendido. 

En cuanto al diseño de la tarjeta, Marta nos enseñó una nueva forma. Una vez que habíamos cortado y doblado una cartulina blanca con forma de tarjeta, pintamos la cara de delante con ceras Manley de distintos colores vivos y luminosos, sin poder usar ni el negro ni colores oscuros parecidos.
Después todo lo tapamos totalmente con color negro. 

Por último con un punzón raspamos sobre la cera negra el contorno del dibujo que quisiéramos hacer (un muñeco de Nieve, un árbol de Navidad, un Nacimiento, etc.). 

Al rasparlo, se veía el dibujo que hemos hecho de todos los colores que habíamos dibujado el fondo. 

Llevamos de casa un sello y un sobre en el que cada uno puso su propia dirección, pero nadie sabía que tarjeta se metería en su sobre, por lo tanto de quién recibiría la tarjeta sería una sorpresa. 

El último día de clase, con la tarjeta ya preparada, solo nos quedaba salir al buzón que hay en la calle del colegio y echar la carta.


 Fue  muy divertido  y muy emocionante recibir la carta y leerla para descubrir quién era nuestro remitente.